Erlinda es una joven que a su corta edad de 22 años demuestra una madurez envidiable y una capacidad  única de afrontar los problemas con tenacidad y optimismo. Su valentía no se formó de la nada, ella comenta que desde muy pequeña aprendió el valor de esforzarse, y fue en su ingreso a la escuela cuando se dio cuenta de que las decisiones que tomaría  marcarían su futuro.

“Recuerdo que mi madre siempre me decía cuando me puso a primero: te voy a dar hasta tercer grado y nada más, pero yo siempre soñé  con graduarme de noveno, yo decía voy a sacrificarme voy a ver cómo que hago; entonces comencé a trabajar cuando iba a cuarto grado, y es que lo más difícil fue el factor económico cuando no tenía para los útiles escolares, el apoyo de mi madres estaba pero si ellos no tenía para darme para comprar los útiles no podíamos hacer nada”, explica la joven.

Justo en ese momento Erlinda recibió una importante noticia, que según comenta, le dio esperanza y valor para continuar con sus sueños “yo siempre le pedí a Dios que me ayudará y de repente vino Educo, en aquel tiempo nos dieron materiales escolares, llegaban y hacían jornadas de salud, mejoraban la escuela y siempre andaban viendo que necesitábamos y eso fue lo que me hizo mantenerme en la escuela”.

Entre marzo de 2005 y octubre de 2010 Erlinda fue apadrinada por una colaboradora española con quien mantuvo comunicación constante hasta el fin de su auspiciamiento, ya que por política esta colaboración termina cuando el estudiante concluye su sexto grado.

“Para mí fue un privilegio ser apadrina, porque esa caja de colores, sacapuntas y jornadas de salud para mí fueron una bendición, porque cuando no hay, eso es mucho, supe valorar todo eso. Para mi Educo ha sido de bendición, un puente para seguir adelante, la gente que colabora con Educo me ayudado a dar un paso hacia el éxito” expone Erlinda.

La joven comenta que para muchos era obstinada y soñadora, sin embargo los comentarios no la desanimaban, al contrario, su afán creció para demostrar que estaban equivocados. Luego de finalizar sus estudios de noveno  ella decidió continuar estudiando “cuando  me gradué  yo pensé hasta aquí llegué; pero mis maestras se acercaron y me dijeron: podes seguir y eso me animó y dije por qué no, si saque noveno grado con sacrificio puedo esforzarme un poco más para sacar mi bachillerato,  y seguí trabajando, yo estudiaba los sábados todo el día y trabajaba de lunes a viernes”

Fue así como en dos años esta tenaz joven alcanzó el grado de bachiller, jamás nadie de su familia había logrado tal nivel de educación. Su esfuerzo no tardó mucho en dar frutos “cuando no había salido del bachillerato por casualidad llegué a una oficina, ahí estaba mi hermano y el dueño me dijo que por qué no me quedaba si tenía como hacerlo, tenía las habilidades, fue así como yo me fui quedando en la empresa, ahora soy secretaria y sigo ahí”, comenta.

Hace unas semanas atrás y como fruto de su empeño la estudiante recibió una gran noticia, su patrocinadora antes de fallecer la beneficio con un legado para su futuro, como una nuestra del buen recuerdo y cariño que tuvo por la joven “agradecerle, no tengo como pagarle pero que Dios va recompensar, sé que la familia de la persona que me ayudó tiene mucho que ver en este apoyo. Esa gran persona tendrá su recompensa por todas las buenas obras que hizo y que también me ayudó bastante, valoro lo que con mucho sacrificio mi madrina hizo por mí”

Actualmente Erlinda cursa su primer año en la universidad con la especialización de Ciencias Jurídicas, ella espera en unos años ser una abogada que pueda ayudar a su comunidad en la defensa de sus derechos, y sobretodo ser un ejemplo para miles de niñas y niños que viven en condiciones similares a ella, para ser como ella explica “el ejemplo de que sí se puede”.