Carlos es agrónomo y trabaja en la Fundación Educo desde hace 15 años contribuyendo, desde diferentes proyectos, a subsanar crisis alimentarias ocasionadas por los diferentes fenómenos naturales, principalmente sequías prolongadas que afectan a familias productoras de granos básicos.

La Tormenta IDA en 2009 y los efectos del cambio climático tales como los fenómenos El Niño y La Niña que se presentan cada año, han sido escenarios en los que Carlos ha apoyado en identificar y seleccionar familias en situación de inseguridad alimentaria para proporcionarles víveres, orientación para la compra de alimentos y elaboración de presupuestos, así como recuperación de áreas productivas, diversificación agropecuaria, capacitación técnica para la producción agroecológica de alimentos y cuidados de fuentes de agua o ríos para abastecimiento a nivel comunitario.

“Trabajar con población vulnerable no es solo abastecer de insumos y materiales,
implica apropiarse de los principios y valores institucionales,
buscar la manera de comprender los diferentes escenarios,
donde existen amenazas, riesgos, desigualdades para brindar una atención.
Es poner en práctica la solidaridad, la empatía y el ser integro”.

En representación de Educo, Carlos forma parte del Equipo Humanitario País, específicamente en el Cluster Wash. Desde que inició la emergencia por COVID-19 en El Salvador a través de este espacio se coordinan y articulan las intervenciones en temas de higiene, calidad de agua y el manejo que se debía dar en los centros de cuarentena para prevenir el virus, así como extender las medidas de prevención a nivel de las comunidades más vulnerables que no tienen acceso a muchos servicios básicos, ni de salud. Carlos, como parte del Cluster WASH, también ha apoyado en las recientes Tormentas Tropicales, Amanda y Cristóbal, creando y desarrollando estrategias para apoyar a las familias más afectadas, a través de la entrega de insumos par el abrigo, alimentación e higiene.

“La mayor satisfacción de este tipo de intervenciones en temas de inseguridad alimentaria,
es observar la alegría que sienten las y los responsables de familias al poder llevar sustento
a sus hijos e hijas es una alegría que se contagia fácilmente en estos momentos de pena”.